martes, 29 de diciembre de 2009


A 29 de diciembre del 2009. Volvió a pasar. Volvió a pasar. Volvió a pasar. Volvió a pasar. Volvió a pasar. Volvió a pasar.

Ahora todos pueden estar frotándose sus manos, todos los que me lo advirtieron, aunque si que agradecería que los comentarios al respecto fueran nulos. Bastante tengo con sobrellevar mis propios pensamientos ahora mismo.

Ya sobreviví una vez, o eso creo, o estaba intentándolo. Ahora vuelvo a empezar a intentarlo de nuevo. Al fin y al cabo lo peor de la muerte es la agonía. El ver que se acerca y que no puedes hacer nada para evitarlo. La frustración y el fracaso personal. La vuelta a la desubicación, al sinsentido, a autoengañarme con lo de -cambiar la forma de sumar.

Yo no quiero 2010...

Volvió a pasar. Volvió a pasar. Volvió a pasar. Volvió a pasar. Volvió a pasar. Volvió a pasar. (y esta vez es peor, esta vez no tengo realidad alternativa y ficticia llamada Perigueux que pueda protegerme de la verdad)

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